Vivimos unos tiempos donde:
- Nos enemistamos entre culturas antaño unidas, o al menos, mezcladas.
- Hay un puente infranqueable entre "catalanes" y "el resto", entre "mujeres" y "hombres", entre "la casta/patronal" y "el pueblo", entre "los de aquí" y "los de allá", entre "la vecina" y "el vecino", los "profesores" y "los padres"...
Antaño la guerra tenía dos frentes (con aliados en ambos bandos) más o menos distinguibles.
La guerra ahora está en cada país, cada ciudad, cada barrio y cada casa.
La guerra está en nosotros, en nuestro interior, lanzando sentimientos negativos, escupitajos narrativos con los que rebozamos al prójimo, a ver si así nos sentimos mejor.
Al final, los que siempre ganan seguirán ganando, porque ellos están por encima de todas estas pequeñeces, siempre sabrán como seguir ganando dinero y seguir pasando inadvertidos.
Matáos verbalmente unos a otros, seguid así, dejad que el país y vuestras entrañas sean suyas.
Dejad que la ira os horade el corazón.
Dejad que la envidia se alimente de vuestras entrañas y el odio de vuestra alma.
Dejad que la paz desaparezca, que termine de rellenar los huecos que todavía os quedan.
Dejad que pase, y entonces todos seremos suyos.
Seremos exclavos de las personas a las que odiamos, porque regalándoles nuestro odio ellos se harán más fuertes, hasta que nuestro odio estalle en una guerra de dos frentes donde volvamos a saber quién es el enemigo y entonces lloremos, porque al final el enemigo, somos nosotros mismos.
Yolanda Villajos Manzanedo- 22/6/2016
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