Me voy a poner las pilas en lo que a teoría de la moda se refiere.
Voy a empezar unos post temáticos.
No solo será un conglomerado de imágenes sobre un tema, iré explicando mi punto de vista sobre cómo se debería haber popularizado el Lolita allende las costas japonesas.
Como todos sabéis, el lolita entró en Europa prácticamente gracias a Mana-sama, Internet nos plagó de imágenes y referencias confusas.
Entonces, varias asociaciones y agrupaciones nos decidimos a explicar que era todo ésto.
Para expandir y dar a conocer el movimiento,
se pusieron stands y salones del manga.
Definitivamente, se consiguió aumentar la cantidad de gente que conoció el lolita y se unió a él.
Pero se llenó de gente que lo lleva como si fuera un cosplay, un traje de quita y pon (ojo no lo digo despectivamente).
Dexcontextualizado totalmente fuera de Japón, el lolita pasa de ser el rechazo de una sociedad donde la mujer realiza el rol "amae" (buena esposa y madre, que permite todo al marido, debe guardar las apariencias y gastar el dinero sólo en la familia y su esposo) a solamente un trapo de colorines armónicamente conjuntado (edito: Si, en Europa hay gente que lo siente y lo vive como arte, pero son más bien pocos, aunque he de decir que buenos, pues tienen mucho estilo y capacidad de creación).
En Japón, la sociedad machista y aséptica da a lugar a tribus como el Gal y el Lolita.
Las primeras reivindican su individualidad, fuera del rol amae, y su derecho a gastar su dinero en sus cosas, defienden el maquillarse y arreglarse sólo para ellas mismas, por el gusto de hacerlo, y se acicalan sentadas en una escalera, como revolución contra la aséptica general del japonés medio.
El lolita, por su parte; intenta alejarse de las imágenes hentai que llenan escaparates, chicas ligeras de ropa, en poses sexy.
No quiere entrar en ese juego, en el mundo adulto donde acabas convirtiéndote en una ama de casa. Quiere tener la libertad y la sencillez del mundo infantil, la belleza de las muñecas, el mundo robado de la ilusión y la fantasía, quiere ser una obra de arte en movimiento, como fueran las geishas, y crear su propio mundo (esto como digo, es en Japón).
Lo paradójico del tema es que al final, llegan tanto unas como otras, a los 30 y se enfrentan a la realidad, en la que al final tienen que morir al palo de casarse y dejar de vestir de forma "alternativa" para seguir en la ruleta de la sociedad japonesa.
Como todo son generalidades, hay también otras realidades: gals que son modelos y conductoras de camión y madres de familia maravillosas y lolitas que pasan los 40.
Pero desgraciadamente son las menos. El maravilloso mundo underground que nos contagia de envidia se renueva constantemente con caras y estilismos nuevos, nuevas modas y tendencias que crean tiendas que abren en una esquina escondida y que gracias a las nuevas tecnologías se expande como la pólvora. Y sólo unas cuantas caras conocidas, de los organizadores de fiestas, tienen más de 35. En las fiestas puedes ver alguna cara de personas mayores, que suelen ser hombres, pues tienen más facilidad para salir y acudir a fiestas. Seguramente sólo llevará unos leggins, la cara pintada y un arnés de BDSM.
La estética que a mí me contagió fué la de la noche, la de las interminables fiestas con música electro y variedad de estilismos arriesgados, donde la clave es llamar la atención, la originalidad, la puesta en escena, la teatralidad.
Y no sé, en qué momento, entró el lolita en mi vida y me nubló, con un espejismo de lo que yo buscaba.
El lolita eran normas, combinaciones cromáticamente armónicas, donde las reglas ancestrales de llevar a juego los zapatos y el bolso eran cátedra.
He estado encerrada en esa jaula durante años. Mi imaginación voló durante unos años y luego desapareció, aburrida de tanta monotonía.
Hubo tendencias, dentro de esta moda underground, como cuando se puso de moda Angelic Pretty y sus estampados, todo el mundo era rosa pastel, celeste o amarillo pastel.
Ahora, está de moda el classic, influenciado por el mori. Todo son colores sobrios, pieles de animales (sintéticas o reales) y estampados con cervatillos...
No es que me disguste, pero ha sido una desilusión enorme abrir una ventana de posibilidades, disfrutar en el Tokio Decadance de una libertad cuasi infinita, y darme contra un muro de hormigón con lazos.
Soy mucho más feliz desde que he vuelto al italolitismo, a llevar las cosas de cuando empecé y que según la mayoría eran "incorrectas" (demasiado poco vuelo, puntilla sintética, blah, blah, blah). Me he dado cuenta que estilísticamente hablando me gusta más el gothic japonés que el lolita europeo.
"Ver la belleza hasta en lo más recóndito" no veo a muchas lolitas mega sweet o mega classic admirar la belleza de una caca XD.
Desde luego, no tenemos el contexto de aparición del lolita dentro de una sociedad, con todos los contrastes e idiosincrasias de un país como es Japón.
Exportado a través de la imagen, la música y el manga, las tribus pierden su esencia, su lucha.
Aquí tenemos otra lucha. Todas aquellas personas que han querido retener la "pureza" del lolita, el ir "bien" vestidas. Para mí el lolita no es ir "bien vestida" es ARTE, y como la obra de un artista, necesita PRÁCTICA, EXPERIMENTACIÓN, ESTUDIO, CONTROVERSIA, JUEGO.
¿Por qué no experimentamos con los colores complementarios, los psicológicos, o los contrastes de terciarios? ¿Por qué no jugamos con los contextos, con ideas?
¿Por qué en vez de apegarnos a un estilo y llevarlo tal cual; no lo hacemos nuestro?
Sé que no llevamos tanto como en Japón, que todo tiene su evolución y desarrollo, necesita su espacio. Creo que es hora de dar un paso adelante, y de dejarnos llevar por nuestros corazones.
Hemos de sentir, de hacer definitivamente nuestro,
más allá de normas, que aún siendo necesarias, se muestran crueles hacia aquellas personas que desean dar un paso más allá.
Yo me equivoqué quizás al seguir un estilo definido, cuando lo que me gustaba era la amalgama de la revista Fruits y de las fotos de la web japanesse Streets.
A mi me gusta el bizarrismo, la experimentación, la libertad.
Os dejo unas fotos de lo que a mi me gusta,
esperando que las nuevas generaciones expandan este maravilloso movimiento.